MAS QUE UN CAOS MONETARIO

EL  4 de marzo de 1.965 el General De Gaulle declaró en una conferencia de prensa en el Elíseo la necesidad de volver al viejo "Patrón Oro" ocasionando con tal declaración un revuelo fabuloso de tipo económico y político entre los más sólidos países de Occidente. No era extraño, por otra parte, que tal declaración removiese las cada vez más agitadas aguas del Océano Atlántico, pues significaba un abandono del actual "Patrón Cambio Oro" por el antiguo "Patrón Oro". El actual sistema monetario sustenta las relaciones económicas internacionales en el oro y en una serie de monedas-reserva respaldadas por aquél,

ofreciendo tal sistema unas posibilidades de recuperación económica a los países europeos arrasados por la guerra mundial. Sin embargo tal sistema encierra un grave inconveniente: el aumento de liquidez exigido por el Comercio internacional está determinado por el aumento del volumen de monedas-reserva en poder de terceros países, dado que el crecimiento del oro está limitado por el ritmo de producción mundial de dicho metal. Como inmediatamente se deduce, la subsistencia de tal sistema descansa en dos condiciones:

a) Que se mantenga un déficit permanente en los países cuyas monedas tienen la consideración de monedas-reserva (EE.UU. y Gran Bretaña) al objeto de no privar de liquidez al resto de los países para su Comercio internacional.
b) La confianza en las monedas-reserva por parte de los bancos centrales de los diferentes países que se comprometen a no exigir su conversión en oro y por tanto a su acumulación.

Mientras el Comercio internacional fue reducido a causa de la debilidad de los países con¬tendientes, el sistema monetario pudo camuflar celosamente su contradicción, pero cuando los países europeos fueron recreando su riqueza y con ello aumentando sus relaciones internacionales, se pusieron de manifiesto situaciones contradictorias que hacen insostenible por más tiempo el actual cuadro de relaciones económico-políticas entre las diferentes naciones, abocándose posiblemente a la constitución de un bloque económico y político en el que los Estados Unidos pierdan parte de su significación mundial en beneficio de otros países principalmente europeos de tal forma que el bloque formado por los países desarrollados del mundo occidental gane en coherencia interna, producto de una comunidad de fines y de unas relaciones más equitativas entre ellas.

En el año 1948, EE.UU. disponía como reservas de oro de 24.000. millones de dólares de los 32.000 millones de dólares repartidos por el mundo en papel. En la actualidad los millones de dólares oro existentes son 15.000. Frente a un déficit acumulado de 25.000 millones correspondientes a los ejercicios 1951 a 1963, sólo han sido satisfechos en oro
7.500 millones, quedando el resto de dólares en poder de los demás países del mundo. Es decir, que si en un momento dado solicitasen todos los países el cambio de sus monedas-reserva por oro físico desaparecerían totalmente las reservas áureas norteamericanas, lo cual es cada día una tentación mayor para la deterioración constante de las reservas.

En realidad a los norteamericanos les ha tenido sin cuidado la existencia de déficits en su Balanza de Pagos ya que éstos eran invariablemente cubiertos con la emisión de dólares que eran acogidos perfectamente por los demás países, pero .además tales déficits, a manera de ventanas abiertas, clarificaban el ambiente enrarecido de la economía norteamericana proporcionando escapes a sus' problemas de sobreinversión y estancamiento. Y es así que en el transcurso de los años los países europeos han desarrollado su economía con las características y leyes propias del sistema. Por ello no debemos extrañarnos de que el General De Gaulle haga parecidas declaraciones a las del 4 de marzo. A fin de cuentas lo que hace es defender los intereses del capitalismo de su casa que es Europa y específicamente Francia (hoy día el capital rebasa el marco nacional.) y dolido por el trato que el capital norteamericano depara al europeo evidencia, el General, las ventajas que tal sistema monetario proporciona a EE.UU. No olvidemos que hoy día los países miembros del Mercado Común poseen, en conjunto, unas reservas oro similares a las norteamericanas y resulta lógico que comiencen a surgir protestas por la preeminente situación del dólar.
Al ser considerado internacionalmente el dólar como medio de pago en paridad con el oro, permite a los EE.UU. invertir en el exterior sin ninguna preocupación, véase la franca ayuda primordialmente militar que ofrece a los gobiernos de determinados países, o la entrada de sus empresas en esos países sin que ello perjudique su propia Balanza de Pagos; puesto que el déficit que ocasionan tales actividades es en realidad financiado por todos aquellos países que tienen dólares y no los convierten en oro. Pero, si el dólar no fuera utilizado como medio de pago y depósito de valor con carácter internacional, los saldos negativos conducirían a una disminución de las reservas oro, lo que obligaría a una vigilancia de la Balanza de Pagos por parte de EE.UU. y por tanto a una limitación de las actividades en el exterior.

En realidad los problemas derivados del sistema monetario no vienen a ser mas que as¬pectos concretos o manifestaciones particulares de otro problema fundamental que es la competencia entre los altos grupos financieros monopolistas y sólo orientando el estudio desde el punto de vista de esta realidad superior que condiciona los diferentes aspectos de la vida económica se puede lograr un conocimiento completo de los problemas particulares que componen la ciencia económica.

Nunca debemos considerar de una forma simplista que las cosas ocurren sin más ni más. Si hoy el sistema monetario de Occidente es el "Patrón cambios oro" es porque alguien o algunos así lo acordaron y recordemos que este sistema se puso en práctica fundamentalmente por decisión de EE.UU. y de Gran Bretaña para asegurar su predominio monetario y por añadidura económico sobre los demás países que se encontraban destrozados por la guerra. Notemos también que los problemas del sistema monetario no surgen cuando éste se instaura, sino cuando estos países se recuperan y, por lo tanto, se consolidan centros de decisión económica al margen de los EE.UU. y de la Gran Bretaña.

Por ello cuando el General De Gaulle habló lo hizo no sólo en nombre de los grupos empresariales de Francia, sino en el nombre de los grupos financieros de todo el continente, pues no hay que olvidar que tales grupos se encuentran alarmados por el auge de las inversiones yankees en Europa que provocan al mismo tiempo un aumento del déficif de la Balanza de Pagos de los EE.UU. financiado con la acumulación de dólares en el Mercado Común. El Gobierno francés entiende que es inadmisible que él mismo esté prestando (al no convertir los dólares en oro) a los americanos para que éstos se apoderen contra su voluntad, del control de los sectores industriales suyos.

Pero no son estos únicamente los problemas que tiene planteados el capital europeo; otro importante es el de la expansión de los mercados para dar salida a la producción en competencia con el capital americano. Con tal intención hizo el viaje el General De Gaulle a Iberoamérica, del que tan poco fruto sacó, entre otras razones por la ventajosa posición que el dólar coloca a los EE.UU. respecto a Francia en materia de Comercio Internacional.

Así pues el problema fundamental planteado en la economía altamente desarrollada capitalista es el de la reorganización a escala monetaria, lo que no se puede asegurar es el tipo de desajustes que se producirán para conseguir una mayor racionalidad del sistema monetario. Estos desajustes pueden rebasar el campo puramente económico y concretarse en aspectos militares con todo lo que ello puede significar.

Lo que parece posible es que se habilitará una solución intermedia entre los dos sistemas, "Cambio oro" y "Patrón oro", que servirá hasta que los países del tercer mundo, factor hasta ahora no considerado, se encarguen de hacerlo inservible. Desde luego una vuelta al patrón oro es improbable, ya que significaría un aumento de la importancia relativa del bloque socialista y no están las cosas como para que los grupos financieros se coman entre sí, como los lobos del refrán.

Respecto al General De Gaulle, parece comprobarse que goza entre algunos de un culto y admiración que produce pánico. En realidad tales personas admiran al General por haberse "atrevido" a levantar la voz contra EE.UU., y es bastante pobre que, sin más conocimientos de las cuestiones, por un hecho tan simple, se catalogue a una persona, y más aún cuando recuerda cada vez más a un personaje nefasto para la Humanidad llamado Adolfo Hitler. Ya es sabido que en este momento, en que los solapados seguidores de todos los fascismos se empiezan a quitar de nuevo la careta, ellos no estarán de acuerdo con ésto, simplemente se pudiera pedir a estas personas un análisis comparativo entre la tendencia que aparece en la evolución de la Economía Política europea para ver de las semejanzas que guarda con lo que pudiera haber sido el Imperio del divino Fhurer. Por supuesto que todo el marco institucional, que puede ser considerado como superestructura, es radicalmente diferente, pero aun reconociendo tal realidad no pierde valor lo dicho.
Además cuando De Gaulle pide mesiánicamente la independencia de Francia y de Europa, alegando razones poderosas desde luego, en el terreno político, no olvidemos que fundamentalmente lo que está reclamando es la independencia o mayores posibilidades de subsistencia de los grupos monopolistas europeos, calificados antes como centros de decisión económica distintos de los de los EE.UU., esto es lo importante y esto cae de lleno en el terreno económico que no en el político.

Fernando J. Merino
REVISTA SARRICO- FACULTAD DE C.C. ECONOMICAS nº 14 y 15
JULIO- AGOSTO 1.965

No hay comentarios:

Publicar un comentario