El euro, perdición de Sadam. Marcel Coderch

La influencia de las reservas de petróleo iraquíes en la decisión de invadir Irak para derrocar a Sadam Husein se ha mantenido fuera del análisis político habitual en los medios de comunicación estadounidenses. Sólo en contadas ocasiones la cuestión encontró cierto eco en la prensa de ese país, como, por ejemplo, cuando el magnate Rupert Murdoch dijo que "lo mejor que puede salir de [esta guerra] para la economía mundial… sería un barril de crudo a 20 dólares", o cuando Wolfowitz, al contestar por qué se trataba de forma distinta a Irak y a Corea del Norte, dijo que era muy sencillo: "La diferencia más importante entre Irak y Corea del Norte es que, por razones económicas, no teníamos opción: Irak flota en un mar de petróleo".


De hecho, el libro de William Clark tiene su origen en un ensayo publicado en Internet en enero de 2003, The Real Reasons for the Coming War in Iraq, que fue seleccionado por el Project Censored, un grupo de vigilancia de la prensa de California (EE UU), como una de las noticias de 2005 que no había recibido el eco merecido en los medios estadounidenses.

La tesis de Clark, ampliamente documentada en el libro, va más allá de señalar al crudo como motivación básica de la guerra de Irak. Para el autor, Washington, en la práctica, ha sustituido el patrón-oro del sistema económico internacional de Bretton Woods por un patrón-petróleo, que exige que los países productores denominen el codiciado recurso en dólares. A medida que la economía estadounidense ha ido acumulando más y más deuda exterior, su salud ya no depende tanto de las magnitudes económicas convencionales como del mantenimiento del sistema de reciclado de petrodólares. Como dice Richard Benson, presidente de Speciality Finance Group, "en el mundo real -que no es el que nos venden Hollywood y los medios de comunicación- el factor que determina la prosperidad de EE UU es el sostenimiento del dólar como divisa de reserva internacional", y "eso sólo puede hacerse si los países productores de crudo fijan su precio en dólares". Y, para rematar: "Si hubo algo que hundió el último clavo en el ataúd de Sadam Husein fue su decisión de aceptar euros por oro negro". Otros, como Chris Cook, han llegado a señalar que "los principales productores, como Irán y Arabia Saudí, se han dado cuenta de que el crudo no se denomina en dólares, sino que son éstos los que se valoran en petróleo".

Para Clark, la razón última de la invasión de Irak está en la necesidad de detener el declive del estatus económico de EE UU como única superpotencia. Con ese objetivo han utilizado su abrumadora potencia militar para asegurarse el control estratégico del oro líquido iraquí y su denominación en dólares, enviando una señal a Irán, Venezuela, Rusia e incluso Arabia Saudí, que en algún momento habían pensado también en aceptar euros. El control político de las reservas iraquíes mantendría al dólar como divisa monopolística en el mercado mundial y perpetuaría el mecanismo que hace posible la expansión continuada del crédito internacional que financia los astronómicos déficit gemelos estadounidenses. Se trataría, pues, en cierta forma, de una guerra soterrada entre divisas, entre el dólar y el euro, lo cual explicaría el cisma que se abrió entre la Unión Europea y EE UU.


En 1973, cuando Nixon suspendió la convertibilidad dólar-oro, Washington eliminó cualquier restricción a su capacidad de crear dólares. De esa forma, puede aplicar en cada momento las políticas fiscales que considere necesarias para mantener su hegemonía mundial. El único límite está en el volumen de deuda que el resto del mundo
acepte, confiando en la solvencia de la economía de la superpotencia. Si, además, sólo es posible comprar petróleo con dólares, se asegura la liquidez de esa divisa y una demanda continuada, que mantiene su cotización, independientemente de sus déficit.

Hasta noviembre de 2000, ningún país de la OPEP había violado este esquema. En esa fecha, Sadam Husein salió de un Consejo de Ministros y anunció que Irak pronto pasaría a denominar su crudo en euros. No está claro si lo hizo por iniciativa propia o animado por la UE. Fuera como fuera, Irak abrió una cuenta en euros en el BNP Paribas y depositó en ella los ingresos del programa Petróleo por Alimentos controlado por la ONU, que ascendían a 10.000 millones de dólares (unos 8.400 millones de euros). En los meses anteriores a la invasión, Rusia, Irán, Indonesia y Venezuela dieron muestras de querer seguir el ejemplo, amenazando con precipitar una caída del dólar en medio de una gran tormenta monetaria internacional que hubiera podido poner en peligro la solvencia del sistema financiero de EE UU. Estos intentos quedaron truncados cuando Paul Bremer, nombrado máximo responsable de la Autoridad Provisional de la Coalición el 3 de mayo de 2003, anuló la orden de Sadam y ordenó la transferencia de los fondos depositados en Francia a bancos de EE UU (lo cual supuso para Irak una ganancia del 25% por la revalorización del euro frente al dólar). El 5 de junio de ese año, Financial Times informaba de que las ventas de oro negro iraquí volvían a denominarse en dólares.

Como reconoce el autor, se trata de una interpretación de los acontecimientos que muchos no dudarán en relegar al baúl de las teorías de la conspiración, en lugar de analizar los datos y argumentos presentados. Se trata, en cualquier caso, de una explicación mucho más coherente que el conjunto de razones que la Administración Bush ha ido desplegando y retirando sucesivamente para justificar su intervención, y que explicaría la actitud que adoptaron Francia y Alemania, y también la del Reino Unido.

Pronto tendremos ocasión de comprobarlo si, como anuncia Kamal Daneshyar, presidente de la Comisión de la Energía del Parlamento iraní, Teherán se decide a denominar su petróleo en euros para "demostrar a EE UU que no son los únicos que pueden infligir daños económicos a [los demás] y que Irán puede responderles con la misma moneda".


Petrodollar Warfare: Oil, Iraq and the Future of the Dollar
William R. Clark
265 págs., New Society Publishers,
Gabriola Island, British Columbia, Canadá, 2005 (en inglés)

1 comentario:

  1. Muy buen artículo.
    Personalmente creo que no se debería "relegar al baúl de las teorías de la conspiración" estas líneas ya que las demás teorías suelen ser, "fueron a liberar a Irak de la tiranía de Sadam" (para dejar el país aún peor?) o fueron a Irak para buscar las armas de destrucción masiva... (menos mal que esto ya no se lo creen ni ellos mismos..) por lo que la única razón lógica con hechos probables que nos queda es la que expones aquí.

    Te recomiendo ver un vídeo sobre el tema: http://www.youtube.com/watch?v=JhcBisdDfeA

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